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Foto del escritorRubén Cano Mendoza

El nuevo imaginario


La cosmovisión histórica y cultural de un país siempre ha sido una construcción política que surge de la confrontación de paradigmas enfrentados, donde unos van naciendo e imponiéndose y otros van muriendo. Es fundamental por ello definir claramente un propósito de gobierno que logre que todos los frentes del Estado se alineen y lo materialicen en instituciones y políticas concretas.


El imaginario de la independencia, por ejemplo, se bosquejó después de cien años. Aquellas pinturas de José de San Martín y Simón Bolívar que conocemos por las láminas que llenaron las páginas de los libros de historia del colegio son obra del artista Daniel Hernández a pocos años de que fundara la Escuela de Bellas Artes y como pedido oficial del nuevo gobierno de Augusto B. Leguía. Aquello tenía una marcada intencionalidad política: crear un nuevo imaginario nacional a través, entre otras cosas, del arte y la cultura. La llamada “Patria Nueva”, posterior al desastre de la Guerra con Chile, la Reconstrucción Nacional y la República Aristocrática.

Las ilustraciones de antaño son ahora las portadas de los diarios colgados en los quioscos con las fotos de cada presidente, alcalde, candidato, gobernador o empresario puesto tras las rejas o investigado, que llenarán las páginas de los próximos libros de historia de las escuelas. Una fuerte lección aquella en la que todos los presidentes desde los ochenta en adelante –salvo honrosas excepciones de períodos de transición– estén presos, hayan estado presos o lo hayan evitado con el suicidio. No es coincidencia que los representantes y símbolos políticos y económicos del paradigma neoliberal sean los mismos que lo están llevando a su fin, producto de sus propios actos de corrupción como de la arrogancia que los alejó no solo de los grandes intereses nacionales, sino de la propia realidad.


La cruzada política de la lucha anticorrupción, que se inició con un propósito claro y que devino luego en acciones que determinaron que las fuerzas republicanas vayan ganando terreno, ya sea en el ámbito judicial como parlamentario, representa un símbolo muy potente, dada la coyuntura histórica del bicentenario de la independencia. Entonces queda solamente un trecho que se definirá justamente en las elecciones presidenciales del 2021, donde debería terminar de morir este episodio oscuro, de 35 años de nuestra historia que han ido a parar a la cárcel.


Publicado en Diario La República el 27 de Febrero de 2020


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